Degustamos los súper conocidos vinos de la Bodega Protos en una deliciosa cena en el restaurante Molino de Palacios, en Peñafiel.

De Protos, te puedo contar que es una bodega muy antigua: más de 90 años (1927) y es de las más antiguas de la zona. Inició cuando 11 viticultores fundaron la bodega “Ribera de Duero” (de hecho, ellos autorizaron en 1982 el uso de la marca para la DO), su objetivo era elaborar vino de calidad y es un compromiso que siguen hoy en día.

La única uva utilizada es la variedad autóctona de tempranillo: viñedos centenarios, rendimientos limitados, selección manual de las uvas, crianza en barricas y control durante todo el proceso de elaboración.

Es una de las bodegas más grandes de Ribera del Duero, con más de 1400 hectáreas de viñedos, y donde se producen al año 5.5 millones de botellas (4.5 millones son de Joven Roble, uno de los vinos más gustados). Sólo exportan alrededor del 25% de su producción, ya que sus vinos son muy gustados en España.

Y de hecho es una de las bodegas más bonitas para visitar, pero ya será para otra ocasión cuando vuelva a Ribera del Duero, porque en este viaje no alcanzamos! 🙁

Te cuento los vinos que degustamos: Protos tiene 2 vinos rosados, y en esta ocasión degustamos Aire de Protos 2016, elaborado con tempranillo (tinto fino) de viñedos de menos de 25 años. Se deja en corta maceración con hollejos de 4 horas a 10°C. Tiene un hermoso color rosa pálido y en boca es fresco y ligeramente afrutado.

Enseguida, Protos’27 de 2015, elaborado con viñedos de más de 50 años, pasa una crianza de 16 meses en roble francés. Su etiqueta lo distingue por ser “vintage“.

Su Gran Reserva es su vino insignia, y en esta ocasión probamos un 2011, tempranillo de viñedos de más de 60 años. Se elabora en añadas excelentes, pasa 24 meses en roble francés y americano y 36 meses en botella. Increíble vino!

Por último degustamos su single vineyard: Finca El Grajo Viejo 2014, elaborado con las uvas de la finca del mismo nombre, las cuales tienen más de 70 años. La crianza es de 18 meses en roble francés nuevo.

Los platos que degustamos en este restaurante tan especial fueron: Escabechado de pavo, Alcachofas y mollejas de lechazo, Arroz con conejo y de postre Ponche Segoviano y helado.  Platos muy típicos de la región en un restaurante que antes era un molino y que está sobre el río (éste pasa por abajo del restaurante y puedes verlo mientras cenas!)