Me hospedé en Praga en el hotel Intercontinental, y una de sus joyas es el restaurante Zlatá Praha que se encuentra en el último piso, y sin duda tiene la mejor vista de la ciudad, y su cocina es fabulosa!

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Manejan un menú que se basa en ingredientes locales, tratando de ofrecer platillos tradicionales checos y algunos platos internacionales, pero siempre resaltando el ingrediente y los sabores de la región. Para ofrecer un plus, tienen un menú que va cambiando por temporadas, así que yo elegí de plato fuerte un pato que está en su menú habitual y del menú temporal el postre!

Comencé con una copa de vino checo y de amuse bouche un paté. El pan recién hecho, y la mantequilla: la más rica que he probado en mucho tiempo!

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El plato fuerte consistió en pechuga de pato sellada, acompañada con pancakes de papa y cebollín, col en vino tinto y manzanas caramelizadas: espectaculares sabores, el pato en su punto y sobre todo, una combinación que nunca había degustado. Vale la pena aventurarse a nuevos platillos!

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El postre era una bola de chocolate, rellena de un mousse de chocolate blanco y vainilla y acompañada con pera pochada en vino tinto. Al llegar a la mesa, el mesero bañó la esfera de chocolate con salsa de chocolate tibia, así que la esfera se colapsó y mostró el mousse de chocolate blanco… el postre para los amantes del chocolate… como yo! 😉

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Pequeños detalles hacen que la estancia en el restaurante sea genial… como por ejemplo los acompañantes para el café:

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En todo viaje vale la pena hacer una cena gourmet… será una experiencia que recordarás de por vida! 😀